Contemporary Mexican Poets

Selection by

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal

 


 

Armando Alanís Pulido (Monterrey, 1969)

Estos poemas fueron publicados anteriormente en Héctor Carreto, ed., Poetas de Tierra Adentro II. CNCA (Fondo Editorial Tierra Adentro), México, 1994. Thelma Nava, ed., Poetas de Tierra Adentro III. CNCA (Fondo Editorial Tierra Adentro), México, 1997. Periódico de poesía #11, UNAM, México, 1995. Gritar por poder gritar. Letras de Pasto Verde, Orizaba, 1996. Todo lo que diga puede ser usado en mi contra. Oficio, Monterrey, 1995.


 

CAMINO AL INFIERNO

Me concedo los derechos que implican
despedidas con protocolo...

Queda: Lo que hice
mi mala fama y reputación

No hay borrón y cuenta nueva
Voy a donde mis actos me conducen
Soy un condenado.
Yo me lo busqué.

***

Cuando ella se fue azotó tan fuerte la puerta que varias
estrellas se cayeron, y ahora me encuentro ante esta
conmemoración secreta secular y reedificante que
atestigua mi destino y suerte

La vida da tantas vueltas alguien dijo
a manera de reflexión complementaria
y aceptar con valor la resignación
de acumular condenas como pasatiempo
para reedificar mi destino y punto.

Pinto

de colores pastel las paredes del cuarto
y recojo las estrellas que se cayeron
con un cierto consuelo momentáneo,
renuncio al tremendo error de la mera apariencia
una radical inconformidad humana me enluta.

Enlata

los recuerdos, las visiones, las sospechas
que quedaron a la mano después del golpe
comienza su paciente análisis racional
que nadie sepa que el festejo será
la detonación que la mate.

Es la meta.

 

EL TRIPLE GANADOR DEL DERBY DE MONTERREY

Hoy renuncié a compartir la misma realidad
de la frecuencia modulada
prometí no prometer
decidí no numerar.

Pero sigue sucediendo lo mismo:
el viento arrastra las hojas
el maestro viola a sus alumnos

En este tiempo moderno de la ciudad que no existe
y teniendo como marco los aplausos de los cadáveres del río
       [Santa Catarina
y la sonrisa invisible de la mujer policía
gano por tercera ocasión

Pero sigue sucediendo lo mismo:
hago fila para todo
a veces lloro con las películas de Pedro Infante.

 

CUPIDO PERDIÓ LA PUNTERÍA

Yo sé que no brillo en la oscuridad
y que los voluntarios viven en el anonimato

¿Acaso no aparezco en las listas nominales
o hicieron mal mi retrato hablado?

Nada de eso
cupido perdió la puntería.

 

MALOS PENSAMIENTOS

Cómo quisiera estar incluido en una antología de poesía mexicana
o en las menciones honoríficas de algún concurso
o en el corazón de alguna mujer
o, mejor aún, en alguna otra parte de su cuerpo.

 


Mariana Bernárdez (Ciudad de México, 1964)

De Rictus. Cuadernos del Nigromante, San Miguel de Allende, 1990.


 

Me queda la palabra
para no irme
para saber
      que los dragones
cuidan tesoros

Me quedan carne
      y huesos
para andar la impotencia
ésta de mis manos
que no abren el amor:
      caudal de sueño.

***

Hoy es mi último día
en esta tierra:
fuego interno
donde escarbé
         las grutas
               de la sílaba.

Recupera el viento
la arrogancia de un nocturno
Por lo que hubo
         ya no lamento
Acicalo los yunques
         del misterio
aro lunas
         para este
                mi dragón
                     de madera

Apresa la luz del agua
         barrancas oblicuas
         perennes silencios
Aullando
         voces atardecidas
me contengo
         nadie destila
                cielos violetas
pienso en tu pensar
el sollozo tambaleado
         escribe
y sangro
         siempre sangro
cuando sueño contigo
         para rescatarnos.

***

Dialogar:
palabra entre dos
mente que habla
mano que gime

Por esencia
poseemos
el mismo grado
de soledad.

***

La muerte es un espejo
de aristas contorneadas
apresado en cielos
         atormentantes.

La muerte es una niebla
un vapor que sube
    hacia la tierra
el retumbar del castillo
y la fosa sufriendo otoño.

La muerte es el bosque
que contiene los muros
el balcón por el que caen palomas
encantadas con el olor de tu vientre

La muerte es saber el llanto
del dragón
el patético destierro que engalana
con sus cuentos al sentarme
a aguardar su incoherencia

La muerte es oír tu risa
cuando has llamado a San Jorge.

***

Soplan lo símbolos
rocío de Auriga
Extiende tus brazos
a través de la marisma
para lavar los cielos

Deseo por desear
         poder y estar
               en tierra firme

Mas con los nombres ocultos
¿cómo ser tuya
         mi señor sin deshonra?
¿cómo dominar la certeza
               con tu indomable silencio?

Sin verdad, mi señor
¿como saber dónde termina
         el lago
y principia
         el cuerpo?

 


Luis Vicente de Aguinaga (Guadalajara, 1971)

Estos poemas fueron publicados anteriormente en Trashumancia #9, Guadalajara, 1992. Piedras hundidas en la piedra. CNCA (Fondo Editorial Tierra Adentro), México, 1992. El Zahir #0, Guadalajara, 1992. Poetas de Tierra Adentro II y Poetas de Tierra Adentro III.

 


 

ANUNCIO

letrero compro zapatos que no anden
un bosque da manchas y no frutos
                                               pájaros

las cuevas del bosque son
                                               sus frutos
como las pistas de un circo en retirada
hay lunas
                                               de la orilla
el crepúsculo esa piedra a la orilla
esa orilla estallamienta diurna
esa piedra
                         la orilla
sin tocar
                         incendio
piedra central un astro
oscuro amparando lo invisible
                                                hay lunas
                                  la nube rápida en el ojo
huestes en vilo de fantasmas
volutas de azogue
                                  apariciones
hay extremos del aire donde habitan
los dioses desterrados
                                            límbicos
encogidos
                                            ojos
                     letrero yo voy
a cerrar los ojos

bebo del agua bajo suelo

***

      Los fierros viejos
nacieron viejos.

        Antes
            eran otros, cuando el ferrocarril
aceptaba el crepúsculo
sin gestos, inmune
a los buitres de óxido;
                                       otros
cuando los hombres decían tren
y podían abordarlo en cualquier árbol

para llegar a un pájaro escogido,
a un renacuajo
oscuro en lo más agua.

Los fierros viejos
nacieron fierros, así

mueren. Cuando el ferrocarril era un grillo
para sus pasajeros en sueño
(al vuelo habitantes
de toda la selva y la llanura) estas láminas
y osamentas de lodo y ruedas solas
eran otras.

 

UNA MONEDA

          A una moneda

Borges él es quien lo dice arrojó una moneda al agua
       [más oriental y más nocturna
del Río de la Plata. A la del mar menos plateada - no
       [había luna -
agua de noche. Un disco elemental
arrojó
         no de zafiro
- apenas plata -
         al agua del río ya marina. Boca,
garganta, desembocadura negra.

Arrojó una moneda, le dio un reflejo al agua
de la luna, dice.
         Una moneda
que abrió las aberturas del fango,
que perforó más las perforaciones mínimas del fango. Barrosa

el agua; la moneda brillante. Un pulpo de ardua espesura
el agua que devoró la moneda, alcancía de fango.

No había
luna.

Abandonó el bolsillo
para ocupar los sueños de alguien
la moneda.
Y entró al lodo.

O a la red, o al juego de hilos arbitrarios del invierno.

(Asomaba en la orilla
el terco idioma de los gatos).

Un lodo que cerró con lodo la caída mineral de la moneda
       [en el lodo.
Era muy lodo.
Era muy lodo el aire de esa noche.

 

TARJETAS DE LA CALZADA INDEPENDENCIA

1. Estadio Jalisco

Aterrizan ángeles de cal, rosas delgadas. Ángeles que acarician las plateas, que desdoblan el cielo y podan un bosque simétrico de líneas: lluvia en las rajaduras del césped.
      Martes, en la mañana.

2. Cantina La Estrella

Ronca geografía del tiempo; aristas vigas, arcos. Turbio el clima y las puertas no se abren. Un hombre sobre el piso de astillas. Opalescente suelo de astillas. Cae, como una sangre lenta. Huellas que cicatrizan el humo. Desde la calle insiste el mediodía.

3. Parque Morelos

Como sacarse un árbol de la manga. Como erigir un arsenal de sombras. Como romper la calle y fundar una trinchera.

- Como tener el agua - dices.

Y la noche (como ver desde el aire las palomas) desata sus trenzas, deja caer su falda.

 

NÚMEROS

El desierto es la fosa. La ciudad es la fosa.
Las piedras
son el manto y el cielo del que yace.

El desierto es la llama. El rostro del anochecer
es la llama. Un río
que invisible nace de la hoguera
late

y acecha el enemigo nocturno.

El desierto es la espada
y la caricia.
       El basilisco
calla para herir
       y ronda
los altares del sueño.
 

 


Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal (Mexicali, 1974)

Estos poemas fueron publicados anteriormente en Sarcófagos. CNCA (Fondo Editorial Tierra Adentro), México, 1993. Nortes. Secretaría de Cultura de Jalisco, Guadalajara, 1994. Befas. Cecut, Tijuana, 1997 (En prensa). Traspasos (unpublished).


En sueños uno puede imaginarse
una habitación llena de placer,
una dulzura que dure varios días.

No necesitamos mucho tiempo,
bastará un instante y el resto
será un eco más de la no noche.

Los sueños conducen a la muerte.
La vida trascurre
y la luna abrasa nuestros cuerpos.

 

HOMO GOLEM

                   a Borges
                   a partir de una escultura de Antonio López

si como el fuego el hombre
el dolor
con el tiempo y la manía disuelta

el nombre arquetipo de la cosa

en hombre hay om y otra sílaba
      brecha        brea

perfectible

ache que se quita        que da y quita

por la verdad se muere

ache

más met que Emet     más war que Wahr

pulir los accidentes

ya
de barro o de madera     el hombre
es más de mineral que esencia

en brecha y brea un camino por manos perfectibles

¿quién escribirá
sobre el cuerpo? ¿quién
las abrirá?

las puertas
       del mismo tronco
       embadurnadas
       con la misma piel     pero sin ojos

Ache llave callada

no
un nombre en 27

hombre no es

geografía
permutable

no basta
construir dolor     la proporción
perfecta     el perfil del culo
la oreja     otro trozo    el corte
transversal en la cintura

¿quién la última?

CONSTRUYA DE UN ELEMENTO NATURAL
ESCRIBA EL ALFABETO EN CADA ÓRGANO
COLOQUE UN SELLO ENTRE LOS DIENTES
ESCRIBA UN NOMBRE SOBRE LA FRENTE
RETIRE EL SELLO ANTES QUE ANOCHEZCA

el polvo da
la vida      nombra
verdadero aquello
por lo que se vive
independientemente de la muerte

***

Otro mundo nos espera en la mañana,
una mansa vida,
la hermandad de siempre
más allá de la agripnia.
Las ruedas de la santimonia.
La arrebatada puericia.

***

Nadie dijo que fuese yo gracioso,
no adornaron mi frente con guirnaldas,
ni bebí de los pechos
de mujer alguna.
Acaso me quedaron las entrañas,
un piso de madera y unas sombras
para ilustrar las tardes sin asombro.
Nadie dijo que mis muslos fueran dulces,
pero se mueven si dificultad
y a veces danzan.

***

Una biblia abierta aquello que nos ata.
Una biblia abierta aquello que escribieron
nuestros padres. Una biblia abierta
aquello que nunca fuimos,
una acción postergada,
aquello que seremos
más allá de la espera del verano.
Estamos en la cúspide de junio.
Hay retruécanos insertos en el mundo
como gotas de un veneno de otro tiempo.
Hay tábanos insertos en los muslos
como emisarios de una culpa incierta.
Hay injertos que crecen sin esfuerzo
y raíces que se encajan en lo hondo.
Poca cosa hay en el mundo
con utilidad,
pero ni modo.
Si una biblia abierta bastara.
Bastarían las voces de los muertos,
aquellos que existieron sin remedio.
¿Qué ha sido de las calles
extensas como nada?
¿Dónde el sol que no se extingue?
El juego es andar con estas voces
que proclaman que todo sigue intacto.
No renacerás ninguna tarde,
no renaceremos, ni los otros.
Una biblia abierta nos implora nuevos lazos,
aquello que escribieron otros padres.
Somos la postergación de lo que somos.
La ciudad nos regala un nuevo invierno.

 


Mónica Nepote (Guadalajara, 1970)

Estos poemas fueron publicados anteriormente en Trashumancia #10, Guadalajara, 1992. Lira #3-4, Guadalajara, 1993. Poetas de Tierra Adentro III.


 

EL CORAZÓN

    Revolver el cuerpo hasta la más profunda calma. Así la lentitud le va bordando peso al parpadeo.

    Los labios tras los labios. Una piel que sabe de la sábana del país que se forma en cada beso tibio; de una lengua oscura, un océano y dónde quedó la espalda, mi brazo.

    El corazón del hombre que late distraído en el mareo. Zozobrando en la tiniebla, la mujer recorta unos billetes, las piernas expuestas a olvidar tanta noche, tanto anonimato entre los senos. Indispuesta a encarar el sol, el golpe bajo que le prepara un sarcófago en la carne.

 

EL DÍA

Esto
        imagino
es la mañana
con el olor del animal
asfixiando el sollozo
en el cuchillo

El hombre que barre
un trozo herido de la noche

El edificio que enmudece
ante la luna
        - la princesa -
deja vivos a los hombres
acechando
al minutero

Alguien entierra
sueños en la almohada
mientras danza vertical
la sangre nuevamente

El vampiro sutura el fin
de su desvelo
le va temiendo al alba
mientras equipa
la coraza de sus ojos

El tiempo muerto de la noche
se aclara en el murmullo
de grafittis y semáforos

***

Hay un hombre que no sabe como decir las cosas
       resbala en el asfalto
se descubre tan pequeño entre las vías

Hay una mujer mordiéndose el rebozo
       a media calle
no sabe que es ladrillo
sólo la casa      el polvo de otro hombre

Hay un viejo que no sabe leer
tira una adivinanza hasta el subsuelo
lo enterraron en la víspera
       sus hijos son más sordos que hace veinte años

Hay un edificio asfixiante
       un mar de ojos
bocas rematadas a punto de cruz

***

             A Seamus Heaney

Si abro los ojos
me descubro en medio de la isla
que como vocal oculta
resume sus lindes en riscos.

Raro el alfabeto que aprendí.
La construcción de la palabra isla
breve y opuesta
a la llanura de los continentes.

En este frágil mundo
la lluvia arrecia contra los colores.
El mapa húmedo y viejo
muestra una ruta surcada
hace años.
Un sendero cuyo grosor coincide
con el índice,
cuyo sentido aflora
cada víspera de junio.

 


Víctor Ortiz Partida (Veracruz, 1970)

De Escrúpulo del minutero. Secretaría de Cultura de Jalisco, Guadalajara, 1994.


EL DESIERTO ES

      Tanta es la piedra que se habrá  costado al desierto su inocencia.

                  - Guy Davenport

El desierto es. Pronto se levantará ayudado por sus piedras y sus vientos. Con el cuerpo de arenisca invadirá el resto de la tierra feliz.
    Se ha pensado siempre en un mar de arena. Desde el día de la invasión se tendrá que pensar en un mundo de arena.
    El desierto es también lo que será.
    Lloverá arena hacia el cielo, expropiará el espacio, un nuevo deslinde se vislumbra necesario.
    Gotas de cristal de diferentes sonoridades harán mares. La noche ya no será el invierno del desierto. El simún será un sueño de la nueva bestia surgida de la marea cristalina. De su evolución se rescatará una sinfonía.
    Por el momento podemos ilusionarnos con las fantásticas formas y el nuevo lenguaje. La procreación es quebradero para eruditos.
    El desierto es gracias a nuestras faltas, pero principalmente por la cordura de su avance desde el margen.

 

ORIENTACIONES

1

En el margen claro del fuego se forja astillas una lengua piedra que explora, aerolito incendiado, ánima.
    Su entrecejo de carbón en punto entretiene la desconfianza de los seres elementales de la floresta. Se disfraza de rosa sedienta. El olor atractivo prende pubis en la espesura, los maderables disfrutan su ascenso por los troncos, las frondas comparten hasta el último aliento.
    Toda arboleda por calcinar vive en la esperanza de su vuelo.

2

Canta una reciente historia de bosque, fuego.
    Punto cardinal te desdoblas, eres el sur del cantar. Nos habitas desde siempre, desbordante ojo energético, abrevadero del risco marital, columpio dulce del obsceno trasiego.
    Cohabita ahora con la ninfa única del jardín vespertino y aléjate. Un día desandarás tu paso y descubrirás tu obra.
    Brilla, infante purificador, desvirgador perpetuo. Tu margen claro hace abismos, la velocidad habita el centro atroz de tu ánima.
    Relumbra, devasta. Mi virtud de cazador trastocado no depende de tu arrepentimiento.

3

Increíble que el hielo sea perfecto deslinde del fuego.
    Cazador ante el espejo, su imagen invertida es presa a la mano. Ante tal facilidad ¿lamentarse? Descansar, tomar fuerzas, hacerse el loco, es minar poderío.
Increíble que el fuego sea perfecto deslinde del hielo.

 


Ofelia Pérez Sepúlveda (Monterrey)

Estos poemas fueron publicados anteriormente en Poetas de Tierra Adentro II y en De todos los santos herejes. Toque, Guadalajara, 1995.


 

EVANGELIZACIÓN DEL MIEDO

De niña descubrí las pesadillas.
Brazo de Dios astillando parras en la madrugada.
Agosto en el umbral de los setenta,
abuelo enfermo, oración de amor y conversión.

Terrible, omnipresente ojo de Dios goteando versos en la
       [almohada, sucesión de ángeles.
Yo también escondí mi adolescencia en el pozo de estrellas
       [marinas,
ese afán por reventar burbujas, llamarse Leonor o Beatriz.

Era una niña, el reloj inglés paró su marcha
frente al destellado pulmón de Dios
burlándose de mi sacramento en una caja de zapatos,
retorciéndose entre misales, oblea pozo de cielo,
sudor de mi frente arrodillada a la mañana,
fatuo, espectral: ojo de Dios clavándose a mis días.
 

DE CÓMO UN ÁNGEL CIERRA TUS OJOS

Que vierta tu boca un chorro de alegría, ángel mío,
que encienda esta bombilla que aguarda, ciega desde el techo,
     [tu mirada,
    que un perro te acompañe cuando escapes de mi ruego,
que todos los silencios te cubran las esperas,
que azote, ángel de fuego, tu carne y lo
     [recuerdes. Sí, que lo recuerdes:
nunca estuviste en ningún sitio.

 

DEL TERCER HOMBRE

Hay un ave muerta. Así empieza el joven a nombrar las cosas.
Cubre sus ojos de augurio y cera, y en la cera que ilumina
      [vaticinios,
el apenas niño muestra el filo de sus versos.

El joven es un mago. Con gracia y eficiencia aparta de su manga
      [las tres cartas del tiempo.
Primera: un hombre de bigote y sombrero se calza en el revólver
       [la sonrisa.
Segunda: ella está de pie, mientras dos manos juegan a romperle
       [sus huesos.
El hombre está desnudo, la dama tiene miedo, y manda sobre
       [el aire y sobre el mar.
Ella está sobre el cielo, como una cola de nube que se fuga.
Ella está bajo el mar, como serpiente agazapada.
Y en el aire viaja, más liviana que el aire del agua hacia la noche.
Los hombres y las damas disculparán a este mago sin fortuna.
Él dice ser poeta: oficio de traidores.
Ustedes dispensarán.
Él sólo escribe de su historia, inventa hombres
y nadie tiene culpa si los hombres ficticios se refugian
en los hombres diarios que conversan de la vida en las cantinas.

Viajero del agua, un poema nace, un poema muere.

  


José Leonel Torres (San Andrés Tuxtla)

De Holograma. CNCA (Fondo Editorial Tierra Adentro), México, 1993.


 

La ley es Darwin
el juez no existe
y la escala es Mozart.
A nadie más le debo una disculpa.

***

El universo es pagano
y te empeñas tú en bautizarme
¿por qué adornar al nopal con rosas?
los dos comparten espinas.

***

Cada quien su ruta al caos
su caminito secreto
su luna llena
su fuente de juventud
cada quien su llave de oro
su cuerda floja
bordeando su paraíso
midiendo su resbalón

***

¿Cómo te presentaste ante Dios?
No me lo digas
la bitácora en blanco
sin pecado abdominal.
Ánima en pena
cristal de roca
manjar de dioses:
abraza tu caja fuerte
torna al infierno.

***

Nada nuevo en la novedad.
Volutas de la corriente
un rizo más, una ola menos
en la orilla incansable del océano.
Festeja la primeriza
muere un amigo
agotaron las mónadas del ingenio
deletreando al número pi.

 


Go to Part Two

Go to Whose Border?/La Frontera ¿de Quién?

Go to Light and Dust Poets

This is a cooperative presentation by
Atticus Press and
Light and Dust Mobile Anthology of Poetry.